Ludwig Josef Johann Wittgenstein. (Viena) 26 de abril de 1889 - 29 de abril de 1951 (Cambridge). Filósofo austríaco nacionalizado británico. Influyó en los positivistas lógicos sin ser miembro del Círculo de Viena. Estudió en la Universidad de Cambridge donde fue también profesor. Fue alumno de Bertrand Russell en la Universidad de Cambridge, donde también él llegó a ser profesor. Algunos de sus trabajos: "Tractatus logico-philosophicus" (1921), "Algunos comentarios sobre lógica formal" (1929), "Los cuadernos azul y marrón" (1935), "Investigaciones filosóficas" (1953)...
- Allí donde están las fronteras de mi lengua, están los límites de mi mundo.
- Revolucionario será aquel que pueda revolucionarse a sí mismo.
- ¡No pienses, sino mira!
- Que toda sabiduría es fría y con ella es tan difícil ordenar la vida como forjar un hierro frío.
- La sabiduría no tiene pasiones, Kierkegaard llama a la fe, por el contrario, una pasión.
- Nada es tan difícil como no engañarse.
- El filósofo no es ciudadano de ninguna comunidad de ideas. Esto es lo que lo hace filósofo.
- Siempre es bueno en filosofía plantear una pregunta en lugar de dar una respuesta a una pregunta. Pues una respuesta a una pregunta filosófica fácilmente puede resultar incorrecta; no así su liquidación mediante otra pregunta.
- Nuestra vida es como un sueño. Pero las mejores horas nos despertamos lo suficiente como para darnos cuenta de que estamos soñando. La mayor parte del tiempo, sin embargo, estamos profundamente dormidos.
- La arquitectura exalta algo. Por eso, allí donde no hay nada que exaltar, no puede haber arquitectura.
- Nuestras palabras solo expresan hechos, del mismo modo que una taza de té solo podrá contener el volumen de agua propio de una taza de té, por más que se vierta un litro en ella.
- La muerte no es ningún acontecimiento de la vida. Si por eternidad se entiende no una duración temporal infinita, sino la intemporalidad, entonces vive eternamente quien vive en el presente.
- El sentido del mundo debe quedar fuera del mundo. En el mundo todo es como es y sucede como sucede: en él no hay ningún valor, y si lo hubiera no tendría ningún valor.
De "Tractatus Lógico-Philosophicus. Invetigaciones filosóficas sobre la certeza":
"O bien una cosa tiene propiedades que ninguna otra cosa posee, en cuyo caso debe distinguirla sin más de las otras mediante una descripción y remitir a ellas; o bien, por el contrario, hay varias cosas que tienen todas sus propiedades en común, en cuyo caso es absolutamente imposible señalar una de ellas. Porque si la cosa no viene distinguida por nada, entonces yo no puedo distinguirla, dado que si no ya estaría, en efecto distinguida".
Ludwig Wittgenstein.