
- Hay personas que no saben que sufren y hay personas que no saben sufrir.
- Nada me ha engañado tanto como mi sinceridad.
- Cada nueva esperanza que sentimos nos hace ver de manera distinta el pasado.
- A mí, en rigor, me han hecho como soy los que amé.
- Solo voy del solo sueño que soy al soñar que hizo nada.
- Se juntan los labios con es lenta espontaneidad con que se van uniendo los bordes de una herida.
- Las magnolias dicen que sí, que antes de ser redondas fueron tuyas.
- Soy tu propio dolor, déjame amarte.
- Y sé que para verte tengo que hacer un largo viaje de mis ojos a los tuyos.
- Porque la infancia es una puerta que camina.
- El alba es la inocencia de la aurora, cuando venga la luz vendrá contigo.
- Si tú me lo pidieras, no sé cómo, pero si tú me lo pidieras, en ese mismo instante nacería.
- Sé que el corazón hay que reunirlo poco a poco.
- Si el alba nos renueva el nacimiento, la noche nos confirma la agonía.
- En tus ojos hay pájaros que no regresan nunca.
- Y sé que avanzas porque avanza la noche.
- Las personas que no conocen el dolor, son como iglesias sin bendecir.
El bosque se iba haciendo al arde
"Me están mirando en tus ojos
los ángeles del instante,
los ángeles que han perdido
la memoria al contemplarse.
Me estoy reuniendo en tus brazos;
me siento casi quemándome;
arden el tronco y las ramas
pero las hojas no arden.
Estamos juntos, sin vernos,
repetidos y distantes,
juntos pero no vividos,
tristemente naturales".
Luis Rosales.