Plutarco "Πλούταρχος". Habiéndosele condecido la ciudadanía romana: Lucius Maestrius Plutarchus "Μέστριος Πλούταρχος". (Queronea) c. 46 - c. 120 (Delfos). Filósofo, historiador y biógrafo. Fue también conocido como Plutarco de Queronea. Viajó por el Mediterráneo. Amonio (filósofo platónico), sería uno de sus maestros, a quien hacía presidir sus Obras "Charlas de sobremesa". Algunos de sus trabajos: "Las vidas paralelas" biografías de griegos y romanos reconocidos. "Los Moralia" -Obras morales y de costumbres- "Cuestiones", ...
- El trabajo moderado fortifica el espíritu; y lo debilita cuando es excesivo: así como el agua moderada nutre las plantas y demasiada las ahoga.
- Disfrutar de todos los placeres es insensato; evitarlos, insensible.
- El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender.
- Un ejército de ciervos dirigido por un león es mucho más temible que un ejército de leones mandado por un ciervo.
- No necesito amigos que cambien cuando yo cambie y asientan cuando yo asieno. Mi sombra lo hace mucho mejor.
- Hay maridos tan injustos que exigen de sus mujeres una fidelidad que ellos mismos violan; se parecen a los generales que huyen cobardemente del enemigo, quienes sin embargo, quieren que sus soldados sostengan el puesto con valor.
- La amistad es animal de compañía, no de rebaño.
- Para saber hablar es preciso saber escuchar.
- La omisión del bien no es menos reprensible que la comisión del mal.
- Quien en zarzas y amores se metiere, entrará cuando quiera, mas no saldrá cuando quisiere.
- Las arañas atrapan a las moscas y dejan huir a las avispas.
- Lo que hagas sin esfuerzo y con presteza, durar no puede ni tener belleza.
- La verdadera amistad busca tres cosas: la virtud, por honesta; el diálogo, como deleite; y la utilidad, como necesidad.
- No puede ejecutar cosas grandes el que tiene su atención en las pequeñas.
- Quien tiene muchos vicios, tiene muchos amos.
- ...el desequilibrio entre ricos y pobres es la enfermedad más antigua y más grave de todas las repúblicas.
- El alma más fuerte y mejor constituida es la que no se enorgullece ni se enerva con los éxitos y a la que no abaten los reveses.
- La bebida apaga la sed, la comida satisface el hambre; pero el oro no apaga jamás la avaricia.
- Mientras los necios deciden, los inteligentes deliberan.
- El ojo del amo angorda el caballo.
- Hay amores tan bellos que justifican todas las locuras que hacen cometer.
- La prosperidad no es una medida; solo la adversidad sirve para pesar a los amigos.
- Lo que más estorba para adquirir un buen amigo es nuestro empeño de tener muchos.
- La riqueza consiste en el uso adecuado de los bienes.
- Sujetarse a las reglas de la razón es la verdadera libertad.
- Una buena educación es el manantial y la raíz de una vida virtuosa.
- Tenemos que vivir y no solo existir.
- Es bello obtener la realeza como premio a la justicia; pero es más bello aún preferir la justicia a la realeza.
- Un jefe debe tener los ojos tan puros como las manos.
- La muerte de los jóvenes constituye un naufragio. La de los viejos es un atracar en el puerto.
- El mayor y más viejo amor es el amor por la vida.
- El tiempo añade los honores moderados y destruye los honores excesivos.
De "Las vidas de los hombres ilustres" (Demóstenes):
"El que escribió, o Soso, el elogio de Alcibiades, vencedor en Olimpia corriendo con caballos, fuese Eurípides, como generalmente se cree, o fuese cualquiera otro, dice que al hombre para ser feliz le ha de caber en suerte haber nacido en una ciudad ilustre; pero yo creo que para la verdadera felicidad, que principalmente consiste en las costumbres y en el propósito del ánimo, nada da ni quita haber nacido en una patria oscura e ignorada, o de una madre fea y pequeña. Porque sería cosa ridícula que hubiera quien pensase que Julida, parte muy pequeña de una isla no grande como la de Ceo, y que Egina, de la que dijo un ateniense que debía quitarse como una legaña de Pireo, habían de haber llevado excelentes actores y poetas; y no había de poder producir un hombre justo que se bastase a sí mismo, que tuviera juicio y fuera de un ánimo elevado. Porque lo natural es que las otras artes, que se alimentan con el trabajo y la fama, se marchiten en pueblos humildes y oscuros, y que la virtud, como planta fuerte y robusta, arraigue en todo terreno, si prende en una buena índole y un ánimo inclinado al trabajo; de donde se sigue que si nosotros dejamos de pensar y conducirnos como corresponde, esto deberá justamente atribuirse, no a la pequeñez de la patria, sino a nosotros mismos".
Plutarco.