Jean de la Bruyère. (París) 16 de agosto de 1645 - 10 de mayo de 1696 (Versalles). Escritor francés, además de abogado. Escribió una sola obra: "Los caracteres -Les caracteres ou Les moueurs de ce siècle", inspirado en Teofrasto. (1688). Basándose en un juicio moral, compuso una serie de piezas literarias breves. "Diálogos sobre el quietismo", fue una obra que dejó inconclusa, aunque publicada póstumamente por el abad del Pin, doctor de la Sorbona, en 1699, añadiendo siete diálogos encontrados más dos que él mismo redactó. Fue tesorero general de Francia de 1673 a 1686. Miembro de la Academia Francesa desde 1693. ...
- Es más vergonzoso desconfiar de los amigos que ser engañado por ellos.
- Los que emplean mal su tiempo son los primeros en quejarse de su brevedad.
- Es una enorme desgracia no tener talento para hablar bien, ni la sabiduría necesaria para cerrar la boca.
- Los niños no tienen pasado ni futuro, por eso gozan del presente.
- Cuanto más se acerca uno a los grandes hombres, más cuenta se da de que son hombres.
- La vida es una tragedia para los que sienten, y una comedia para los que piensan.
- A veces cuesta más eliminar un pequeño defecto que adquirir cien virtudes.
- La gloria o el mérito de algunos hombres es escribir bien, la de otros, no escribir nada.
- Cuando un pueblo se exalta es difícil calmarlo; pero cuando está tranquilo es difícil saber cuándo va a exaltarse.
- Una cualidad de la justicia es hacerla pronto y sin dilaciones; hacerle esperar es injusticia.
- La cortesía es conducirse de modo que los demás queden satisfechos de nosotros y de ellos mismos.
- Los malvados son como las moscas, que recorren el cuerpo de los hombres y solo se detienen en sus llagas.
- Solo hay un camino para llegar y mil para alejarse.
- El hombre guarda mejor el secreto ajeno que el suyo.
- Necio es aquel que ni siquiera tiene el ingenio preciso para ser fatuo.
- Es cosa vana tratar de ridiculizar a un necio rico: las carcajadas están de su parte.
- La vida es breve si solo le damos este nombre cuando es grata, pues si sumásemos todas las horas trancurridas en el goce, apenas los largos años de una existencia se nos convertirían en unos pocos meses.
- En el mundo no hay más que dos maneras de ascender: o por la propia industria o por la ibecilidad ajena.
- En la corte es tan peligroso dar un paso como no darlo.
- El pensar qué causa a los hombres haber malbaratado el tiempo pasado, no les empuja siempre a administrar mejor el que les queda.
De "Los caracteres o las costumbres de este siglo":
"(13:31) Cada hora en sí misma y en lo que nos atañe, es única. Una vez huida, se pierde para siempre, y los millones de siglos que habrán de encadenarse, no nos serán retornados. Los días, los meses y los años caen sin vuelta en el abismo de los tiempos, y hasta el propio tiempo terminará por desaparecer; no es más que un punto en los inmensos espacios de la eternidad, y será borrado. Acontecen en el tiempo, sin embargo, circunstancias huecas y frívolas, que no son estables, y a las que yo llamo modas, sépase grandeza, privanza, riquezas, poder, autoridad, independencia, placeres, alegrías, superfluidad. ¿Qué será de todo ello cuando el tiempo haya desaparecido? Solo la virtud, tan poco de moda, excede al tiempo".
Jean de la Bruyère.