Camilo José Cela Trulock. (A Coruña) 11 de mayo de 1916 - 17 de enero de 2002 (Madrid). Escritor español. Académico de la Real Academia Española (1957-2002). Premio Nobel de Literatura en 1989. Algunas obras: "La familia de Pascual Duarte" (1942), "Pabellón de reposo" (1943), "La colmena" (1951), "Mrs. Caldwell habla con su hijo" (1953), "Tobogán de hambrientos" (1962), "Oficio de tinieblas 5" (1973), "Mazurca para dos muertos" (1983), "Cristo versus Arizona" (1988), "El asesinato del perdedor" (1994), "Madera de boj" (1999), ... (Novelas cortas): "Los viejos amigos" (1960), "La familia del héroe" (1964), ... (Poesía): "El monasterio y las palabras" (1945), "Reloj de arena, reloj de sol, reloj de sangre" (1989), ...
- Tarde o temprano todo llega en esta vida, menos el perdón de los ofendidos, que a veces parece como que disfruta en alejarse.
- La vida no es solo el corazón que late. Es también el pensamiento flotando sobre el corazón que ha dejado de latir.
- Cuando viajo, lo que más me interesa es la gente, porque solo hablando con ella se conoce el ambiente.
- También hay relojes de sangre; la gente suele llamarles el corazón.
- En los triunfos anida siempre el cauteloso germen de la derrota.
- La muerte es una amarga pirueta de la que no guardan recuerdo los muertos, sino los vivos.
- El humor es la gran coraza con la que uno se difiende en este valle de lágrimas.
- La verdad del escritor, no coincide con la verdad de quienes reparten el oro.
- En ocasiones pienso que el premio de quienes escribimos duerme, tímido y virginal, en el confuso corazón del lector más lejano.
- No es lo mismo estar dormido que estar durmiendo, porque no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo.
- La duda, esa vaga nubecilla que, a veces, habita cerebros, también puede entenderse como un regalo. Y no es -lo que queda dicho- una aseveración, ya que, sobre ella, tengo también mis dudas.
- ¿Para qué es oro el tiempo más que para verlo pasar acariciándolo?
De "La familia de Pascual Duarte":
"Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y de las chumberas. Aquellos gozan de un mirar sereno y al aroma de su felicidad sonríen con la cara del inocente; estos otros sufren del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas por defenderse. Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie ha de borrar ya".
Camilo José Cela.
Camilo José Cela:
A la izquierda junto al poeta chileno, Pablo Neruda y a la derecha con el pintor Pablo Picasso.