
- Dicen que me burlo de todo y me río de todo, porque me burlo de ellos y me río de ellos, y ellos creen serlo todo.
- Piense usted que siempre es más noble engañarse alguna vez que desconfiar siempre.
- El verdadero amor no se conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece.
- Todos creen que tener telento es cuestión de suerte; nadie piensa que la suerte puede ser cuestión de talento.
- La ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe.
- Solo temo a mis enemigos cuando empiezan a tener razón.
- El peligro del amor no está en las flechas que nos tira, sino en la venda que nos pone.
- El amor es como Don Quijote: cuando recobra el juicio es para mirir.
- En la pelea se conoce al soldado; solo en la victoria se conoce al caballero.
- Si murmuran la verdad aún puede ser la justicia de los débiles, la calumnia no puede ser otra cosa que la venganza de los cobardes.
- El dinero no puede hacer que seamos felices, pero es lo único que nos compensa de no serlo.
- Lo peor que hacen los malos es obligarnos a dudar de los buenos.
- La disciplina consiste en que un imbécil se haga obedecer por los que son más inteligentes.
- En cada niño nace la humanidad.
- El amor es como el fuego; suelen ver antes el humo los que están fuera, que las llamas los que están dentro.
- Eso de que el dinero no da la felicidad son voces que hacen correr los ricos para que no los envidien los pobres.
EL ÍDOLO
"¡Bella forma gentil, idolatrada;
no animes de tu cuerpo la escultura
con el fuego de un alma enamorada!
¡Forma ideal, de lo ideal pagano!
pues que la forma es solo tu hermosura,
y no es divino en ti sino lo humano.
Mi alma que a los sentidos se avasalla,
a ti se rinde con delirio insano;
y este amor desbordado que en mí estalla,
vivirá de sí mismo y tu belleza.
No muestres, pues, de tu alma la bajeza;
yo amaré por los dos. Tú, besa y calla".
no animes de tu cuerpo la escultura
con el fuego de un alma enamorada!
¡Forma ideal, de lo ideal pagano!
pues que la forma es solo tu hermosura,
y no es divino en ti sino lo humano.
Mi alma que a los sentidos se avasalla,
a ti se rinde con delirio insano;
y este amor desbordado que en mí estalla,
vivirá de sí mismo y tu belleza.
No muestres, pues, de tu alma la bajeza;
yo amaré por los dos. Tú, besa y calla".
Jacinto Benavente.