
- Vuestra fama es como la flor: que brota y muere, y la marchita el mismo sol que la hizo nacer de la acerba tierra...
- Mas ¿Quién eres tú que sientas cátedra para juzgar desde lejos a mil millas con la vista de un palmo corta?
- Rompió el profundo sueño de mi mente un gran trueno, de modo que cual hombre que a la fuerza despierta, me repuse; la vista recobrada volví en torno ya puesto en pie, mirando fijamente, pues quería saber en dónde estaba.
- ¡Oh, insensatos afanes de los mortales! ¡Qué débiles son las razones que nos inducen a no levantar nuestro vuelo de la Tierra!
- Los lugares más calientes del infierno son para aquellos que, en tiempos de grandes crisis morales, se mantienen neutrales.
- Yo no me opongo, pues, siempre que un pedido es razonable, actuando se responde, y sin rezongos.
CANTO DÉCIMO. Círculo sexto: Herejía:
CANTO DÉCIMO. Círculo sexto: Herejía:
Ora el maestro, sigue estrecha calle,
y yo sigo a su espalda con retraso,
entre el muro y los mártires del valle.
"Suma virtud", prorrumpió, "que mi paso
guías en cerco impío, cual te place,
responde a mi deseo en este caso.
"¿Puede verse la gente que aquí yace?
cada tapa se encuentra levantada,
y nadie guarda a los sepulcros hace".
Y él: "Cada tumba quedará cerrada,
cuando del Josafat el cuerpo yerto,
vuelva a buscar el alma abandonada.
"Yacen aquí los que creyeron cierto,
con Epícuro y todos sus secuaces,
que el alma muere con el cuerpo muerto.
Dante Alighieri.
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Inferno de Dante, por Gustave Doré |