Galileo Galilei. (Pisa) 15 de febrero de 1564 - 8 de enero de 1642 (Arcetri). Científico italiano del Renacimiento, fue considerado el "Padre de la ciencia", por su logros, como la construcción de un telescopio que aumentaba en seis veces. Su interés abarcaba las ciencias, el arte y la literatua. Llegó a redatar un panfleto contra el profesorado de su tiempo. En la Universidad de Padua ejerció como profesor. Algunas de sus obras: "De motu" (1590). "Carta a Cristina Lorena y otros textos sobre ciencia y religión" (1615). "Diálogo sobre los máximos sistemas del mundo ptolemaico y copernicano" (1632). "Mensajero sideral" (1610)...
- Nunca he conocido un hombre tan ignorante, que no haya podido aprender algo de él.
- Todas las verdades son sencillas de entender una vez que se descubren; el punto es descrubrirlas.
- La pasión es la genesis del genio.
- En mi opinión nada ocurre en contra de la naturaleza excepto lo imposible y eso nunca ocurre.
- Mide lo que se puede medir y haz medible lo que no se puede medir.
- Creo que en la discusión de los problemas naturales, deberíamos comenzar, no con las escrituras, sino con experimentos y demostraciones.
- En lo tocante a ciencia, la autoridad de miles de opiniones no vale más que una chispa de razonamiento de un hombre.
- La mayor sabiduría que existe, es conocerse a uno mismo.
- El fin de la ciencia no es abrir la puerta al saber eterno, sino poner límite al error eterno.
- Digamos que existen dos tipos de mentes poéticas: una apta para inventar fábulas y otra dispuesta a creerlas.
En "Diálogos" (1632), "Salvati a Simplio"):
"Existe una gran diferencia entre vuestra experiencia y nuestro caso. Vos hacéis que el viento sobrevenga a la piedra que está en reposo. Nosotros exponemos al aire, que ya se mueve, la piedra que se mueve a su vez con la misma velocidad, de modo que el aire no ha de conferirle un nuevo movimiento, sino solo mantenerlo, o mejor dicho, no estorbar el que ya tiene. Vos queréis impulsar la piedra con un movimiento que es extraño y ajeno a su naturaleza. Yo conservarlo en su movimiento natural. Si queréis proponer una experiencia más ajustada al caso, debéis decir que se observa, si no con el ojo de la frente, al menos con el de la mente, lo que sucedería si un águila llevada por el ímpetu del viento nos dejase caer de sus garras una piedra. Dado que al partir de las garras, la piedra ya volaba a la par que el viento y una vez que ha partido entra en un medio que se mueve con la misma velocidad, estoy totalmente convencido de que no se vería caer hacia abajo perpendicularmente, sino que siguiendo el curso del viento y añadiéndole el de la propia gravedad, se movería con un movimiento transversal".
Galileo Galilei.