Luis Cernuda Bidou. (Sevilla) 21 de septiembre de 1902 - 5 de noviembre de 1963 (Ciudad de México). Poeta español de la generación del 27, además de crítico. En 1947 se exilia en Estados Unidos. Libros de poemas: "Perfil del aire" (1927), "Egloga, Elegía, Oda" (1928), "Un río, un amor" (1929), "Los placeres prohibidos" (1931), "Donde habite el olvido" (1933), "Invocaciones a las gracias del mundo" (1935), "La realidad y el deseo" (1936), "Las nubes" (1943), "Como quien espera el alba" (1947), "Vivir sin estar viviendo" (1949), "Con las horas contadas" (1956), "Desolación de la quimera" (1962). ENSAYOS: "Estudios sobre poesía española contemporánea" (1957), "Poesía y literatura I" (1960)...
EL VIENTO Y EL ALMA
"Con tal vehemencia el viento
viene del mar, que sus sones
elementales contagian
el silencio de la noche.
Solo en tu cama le escuchas
insistente en los cristales
tocar, llorando y llamando
como perdido sin nadie.
Mas no es él quien en desvelo
te tiene, sino otra fuerza
de que tu cuerpo es hoy cárcel,
fue viento libre, y recuerda".
Luis Cernuda.
- Todo lo que es hermoso tiene su instante y pasa.
- No es el amor quien muere somos nosotros mismos.
- Telarañas cuelgan de la razón en un paisaje de ceniza absorta; ha pasado el huracán de amor, ya ningún pájaro queda.
- Si mis ojos se cierran es para hallarte en sueños detrás de la cabeza, detrás del mundo esclavizado, en ese país perdido que un día abandonamos sin saberlo.
- Allá, allá lejos; donde habite el olvido.
- Tú justificas mi existencia: si no te conozco, no he vivido; si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
- Cómo llenarte soledad, sino contigo misma.
- La fuente, que es promesa, el mar solo la cumple.
- No hace al muerto la herida, hace tan solo un cuerpo inerte.
- Un día comprendió cómo sus brazos eran solamente de nubes; imposible con nubes estrechar hasta el fondo un cuerpo, una fortuna.
- No decía palabras, acercaba tan solo un cuerpo interrogante, porque ignoraba que el deseo es una pregunta cuya respuesta no existe.
- Unos cuerpos son como flores, otros como puñales, otros como cintas de agua; pero todos, temprano o tarde, serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden, convirtiendo por virtud del fuego a una piedra en un hombre.
EL VIENTO Y EL ALMA
"Con tal vehemencia el viento
viene del mar, que sus sones
elementales contagian
el silencio de la noche.
Solo en tu cama le escuchas
insistente en los cristales
tocar, llorando y llamando
como perdido sin nadie.
Mas no es él quien en desvelo
te tiene, sino otra fuerza
de que tu cuerpo es hoy cárcel,
fue viento libre, y recuerda".
Luis Cernuda.