Alphonse Marie Louis Prat de Lamartine. (Mâcon) 21 de octubre de 1790 - 28 de febrero de 1869 (París). Escritor romántico francés. Poeta y político, que además fue diputado y consejero general. Miembro de la Academia francesa. Algunos títulos de su obra: (Lírica) "Las medidas poéticas" (1820), "Las nuevas meditaciones" (1823), "Armonías poéticas y religiosas" (1830), "Recuerdos poéticos" (1839), ... "La muerte de Sócrates" (1823), "Jocelyn" (1836), "La caída de un ángel" (1838), ... (Novelas) "Raphaël" (1849), "Geneviève, historia de una criada" (1851), "Visiones" (1853), "La vid y la casa" (1857), ... (Literatura e historia) "Historia de los Girondins" (1847), ...
- A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd.
- La casualidad nos da casi siempre lo que nunca se nos hubiera ocurrido pedir.
- El pasado y el porvenir, esas dos mitades de la vida, una de las cuales dice jamás, y la otra siempre.
- Solo el egoísmo y el odio tienen patria.
- El amor verdadero es el fruto maduro de la vida. A los dieciocho años no se le conoce, se le imagina.
- El hombre no tiene puerto, el tiempo no tiene orilla. ¡Él se desliza y nosotros pasamos!
- El tiempo es tu navío, no tu morada.
- Utopía, es solo una verdad prematura.
- Apóyese sobre el obstáculo y láncese más lejos.
- Con sus tendones de hierro nos aprisiona el hábito día tras día.
- El sol de los vivos ya no calienta a los muertos.
- La vida debe tener su corriente; el agua que no corre se corrompe.
- Las cenizas de los muertos crean la patria.
- Se admira el mundo a través de lo que se ama.
"¡Salve, bosques que ciñen los verdores postreros!
Amarillos follajes en la hierba esparcidos;
¡salve, breve hermosura! La natura enlutada
se acomoda al dolor y me es grata a los ojos.
Ando a pasos muy lentos el desierto camino
y por última vez vuelvo a ver este sol
palidísimo y bello cuya luz expirante
ilumina a mis pies la tiniebla del bosque.
Para mí hay más encanto en la luz del otoño
cuando todo se muere a su vista empañada:
el adiós de un amigo, la sonrisa postrera
de unos labios a punto de sellarse por siempre.
Ya dispuesto a dejar la ilusión de la vida,
y llorando los sueños esfumados que tuve,
vuelvo aún la cabeza y envidioso contemplo
esos grandes tesoros de que nunca gocé"...
Alphonse de Lamartine.