Valentin Louis Georges Eugène Marcel Proust. (Auteuil) 10 de julio de 1871 - 18 de noviembre de 1922 (París). Escritor francés. De influencia filosófica, así como teoría del arte. Algunos títulos de su obra: "Los placeres y los días" (1896), "La muerte de las catedrales" (1904), "En busca del tiempo perdido" (1913), "Por el camino de Swann" (1913), "A la sombra de las muchachas en flor" (1919), "El mundo de Guermantes -I-II-" (1921), "Sodoma y Gomorra" (1922), "La prisionera" (1925), "La fugitiva" (1927), "El tiempo recobrado" (1927), "Parodias y misceláneas" (1919), "Crónicas" (1927), "Jean Santeuil" (1952), "Contra Sainte-Beuve" (1954), "Correspondencia" (1971-1993), "Chardin y Rembrandt" (2009), ...
- Aunque nada cambie, si yo cambio todo cambia.
- A partir de cierta edad hacemos como que no nos importan las cosas que más deseamos.
- A veces estamos demasiado dispuestos a creer que el presente es el único estado posible de las cosas.
- Cuando nos vemos al borde del abismo y parece que Dios nos ha abandonado, ya no vacilamos en esperar de El un milagro.
- La gente desea aprender a nadar y al mismo tiempo mantener un pie en tierra.
- La verdadera felicidad no consiste en encontrar nuevas tierras sino en ver con otros ojos.
- Una obra de arte que encierre teorías es como un objeto sobre el que se ha dejado la etiqueta del precio.
- El amor es el espacio y el tiempo medido por el corazón.
- La ambición embriaga más que la gloria.
- Nuestro corazón tiene edad de aquello que ama.
- Dejemos las mujeres bonitas a los hombres sin imaginación.
- Demos gracias a las personas que nos hacen felices; ellos son los encantadores jardineros que hacen florecer nuestra alma.
- Uno no puede cambiar, es decir, convertirse en una persona diferente, sin dejar de sentir los sentimientos de la persona que uno ha dejado de ser.
- El tiempo que tenemos a nuestra disposición todos los días es elástico; las pasiones que sentimos lo expanden, los sueños lo contraen; y el hábito llena lo que queda.
De "Por el camino de Swann" (En busca del tiempo perdido) En la Primera Parte:
"Esa inmovilidad el las cosas que nos rodean, acaso es una cualidad que nosotros les imponemos, con nuestra certidumbre de que ellas son esas cosas, y nada más que esas cosas, con la inmovilidad que toma nuestro pensamiento frente a ellas. El caso es que cuando yo me despertaba así, con el espíritu en conmoción, para averiguar, sin llegar a lograrlo, en dónde estaba, todo giraba en torno de mí, en la oscuridad; las cosas, los países, los años. Mi cuerpo, demasiado torpe para moverse, intentaba, según fuera la forma de su cansancio, determinar la posición de sus miembros para de ahí inducir la dirección de la pared y el sitio de cada mueble, para reconstruir y dar nombre a la morada que le abrigaba. Su memoria de los costados, de las rodillas, de los hombros, le ofrecía sucesivamente las imagenes de las varias alcobas en que durmiera, mientras que, a su alrededor, las paredes, invisibles, cambiando de sitio, según la forma de la habitación imaginada, giraban en las tinieblas".
Marcel Proust.