Jaime Luciano Antonio Balmes y Urpiá. (Vich. Barcelona), 28 de agosto de 1810 - 9 de julio de 1848. Filósofo español, además de teólogo, presbítero, sociólogo... Sin pertenecer a ninguna corriente en particular. Algunos títulos de sus obras: "El criterio", "Cartas a un excéptico en materia de religión", "Arte para llegar a la verdadera filosofía práctica", "Poesías póstimas", ...
- Un hombre con pereza es un reloj sin cuerda.
- Conciliar la claridad con la profundidad, hermanar la sencillez con la combinación, conducir por camino llano y amaestrar al propio tiempo en andar por senderos escabrosos mostrando las angostas y enmarañadas veredas por donde pasaron los primeros inventores; inspirar vivo entusiasmo, despertar en el talento la conciencia de las propias fuerzas, sin dañarle con temeraria presunción: he aquí las atribuciones del profesor que considera la enseñanza no como un fruto, sino como semilla.
- Las pasiones son buenos instrumentos, pero malos consejeros. El hombre sin pasiones sería frío, pero en cambio el hombre dominado por las pasiones, es ciego.
- Solo la inteligencia se examina a sí misma.
- El hombre emplea la hipocresía para engañarse a sí mismo, acaso más que para engañar a otros.
- Los hombres grandes son sencillos, los mediocres ampulosos.
- La voluntad firme no es lo mismo que voluntad enérgica y mucho menos que voluntad impetuosa.
- El pensar es un misterio; el hablar es un misterio; el hombre, un abismo.
- Las cosas bellas son perecederas y los bellos tiempos son efímeros.
- La franqueza tiene sus límites, allende las cuales pasa a ser necedad.
- Hay en el espíritu humano muchas fuerzas que permanecen latentes hasta que la ocasión las despierta y aviva.
- La educación es al hombre lo que el molde al barro. Le da la forma.
- La naturaleza sin la señal de la mano del hombre es más sublime.
- Antes de leer una historia es muy importante leer la vida del historiador.
- Todos los perezosos suelen ser grandes proyectistas.
- De nadie huimos tanto com de nosotros mismos; nada estudiamos menos que lo que tenemos más inmediato y que más nos interesa. La generalidad de los hombres desciende al sepulcro, no solo sin haberse conocido a sí propios, sino también sin haberlo intentado.
- Quien demostrase que la vida entera no es un sueño, una quimera indefinible, haría más de lo que han podido todas las filosofías hasta hoy.
- No hay sabiduría sin prudencia. no hay filosofía sin cordura.
- La lectura es como el alimento; el provecho no está en proporción de lo que se come, sino de lo que se digiere.
- Ciertos hombres tienen el talento de ver mucho en todo. Pero les cabe la desgracia de ver todo lo que no hay, y nada de lo que hay.
- Gloria no es sinónimo de fama.
De "El criterio":
Ventajas de la atención e inconvenientes de su falta.
"Los que no atienden sino flojamente, pasean su entendimiento por distintos lugares a un mismo tiempo; aquí reciben una impresión; allí, otra muy diferente; acumulan cien cosas inconexas que, lejos de ayudarse mutuamente para la aclaración y retención, se confunde, se embrollan y se borran unas a otras. No hay lectura, no hay conversación, no hay espectáculo por insignificantes que parezcan que no nos puedan instruir en algo. Con la atención notamos las preciosidades y las recogemos; con la distracción dejamos, quizá, caer al suelo el oro y las perlas como cosa baladí".
Jaime Balmes.