Tirtamo. (Θεόφραστος). (Ereso) ca. 371 a. C. - ca. 287 a. C. (Atenas). Filósofo griego. Estudió en la escuela de Platón y tras su muerte con Aristóteles, que le puso el mote de Teofrasto por su gracia. Presidió la escuela peripatética durante 36 años. Se le consideró el padre de la botánica, por sus aportaciones en esa materia. Algunas de sus obras: "Historia de las plantas", "Sistema Naturae", "Sobre las causas de las plantas", "Los caracteres morales", "Calístenes o Sobre el dolor", "Historia de la física", "Airoptai: sobre el fuego, sobre los vientos, sobre las piedras, sobre la metafísica", "Tratado de las leyes", "Sobre las sensaciones"...
- El tiempo es la cosa más valiosa que el hombre puede gastar.
- No es fácil librarse de gente que no discierne entre el tiempo que dedicáis a vuestros ocios y el que consagráis a vuestro trabajo.
- Si al hablador se le soporta es hombre que no se cansa nunca.
- La belleza es un engaño mudo.
- Entre amigos, todo debe ser común, especialmente los amigos.
- La desconfianza nos pone en sobreaviso contra todo el mundo.
- Un orador sin criterio es como un caballo sin freno.
- Es preferible confiarse a un caballo sin brida que a un discurso sin orden.
- Es la cosecha, no la tierra la que produce.
- La suerte tiene vida, no sabiduría.
"Con respecto a la opinión de que todas las cosas son para el beneficio de un fin y nada es en vano, la atribución de fines generalmente fácil, como habitualmente se afirma (¿dónde deberíamos empezar y con qué tipo de cosas deberíamos terminar?) y en particular, algunas cosas son difíciles porque no parecen suceder para el beneficio de un fin, pero algunas sí ocurren por coincidencia y otras por necesidad, como en el caso tanto de los fenómenos celestes como en la mayoría de los terrestres".
Teofrasto.
