Joseph Addison. (Milston) 1 de mayo de 1672 - 17 de junio de 1672 (Holland House. Kensington). Escritor y político inglés. El gobierno le encargó en 1704 un poema con la narración de la victoria británica en la batalla de Blenheim. En el periódico con Richard Steele The Teatler, colaboró hasta que crearon The Spectator. Viajó por Europa como diplomático y escribió diarios de viaje. Escribió obras de teatro como: "Catón" (1713), o "El tamborilero" (1715), ... En 1964 publicó la vida de los poetas ingleses. ...
- Tres cosas esenciales para ser feliz: tener algo que hacer, algo que amar y algo que esperar.
- Después de la virtud, es el conocimiento, real y esencialmente, lo que eleva a un hombre por encima de otro.
- El silencio nunca se manifiesta con tanta superioridad como cuando se emplea como réplica a la calumnia y a la difamación.
- El vino trueca la indiferencia en amor, el amor en celos, y los celos en enajenación y locura.
- Nos estamos volviendo serios, y, dejadme decirlo, esto es un paso inmediato hacia ser aburridos.
- Un débil puede combatir, puede vencer, pero nunca puede perdonar.
- El hombre debe considerar siempre lo que tiene antes de lo que quiere; la infidelidad viene cuando la realidad no llega.
- En verdad que el hombre no es más que una sombra, y la vida, un sueño.
- El hombre se distingue de todas las demás criaturas por la facultad de reir.
- La alegría es ante todo fomento de salud.
- Un temperamento agradable puede compensarnos de la falta de belleza, la belleza, empero no basta a indemnizarnos de la falta de un temperamento agradable.
- Ninguna cosa es tan difícil como el arte de hacer agradable un buen consejo.
- No está en manos de nosotros los mortales mandar en el éxito; pero podemos hacer más, Sempronio: merecerlo.
De "Los placeres de la imaginación":
"Por una parte se descubrían las aguas, y el movimiento de las olas con fuertes y propios colores, y se veía un navío que entraba por un estrecho, e iba vagando por todo el río. Por otra parte, se dejaban ver las verdes sombras de los árboles meciéndose al viento, y manadas de cervatillos brincando. Es preciso confesar que la novedad de semejante vista puede ser causa del placer de la imaginación, pero la razón principal es ciertamente su próxima semejanza con la naturaleza, como que a distinción de otras pinturas, de no solo los colores y figuras, sino de los movimientos de las cosas representadas".
Joseph Addison.