Nicolas Boileau-Despréaux. (París) 1 de noviembre de 1636 - 13 de marzo de 1711. Poeta francés, además de crítico literario, escritor y abogado que estudió teología en la Sorbona. Fue historiógrafo real nombrado por Luis XIV (1676), y miembro de la Academia (1684). Algunos títulos de sus obras: Poesía: "Sátiras" (1660), "Epístolas" (1674), "El arte poético" (1674), "El atril" (1674), ... Ensayos: "Tratado de lo sublime" (1674), "Diálogo sobre los héroes de novela" (1688), "Reflexiones críticas sobre Longino" (1694), "Cartas a Charles Perault" (1700), ...
- El tiempo, que todo lo cambia, muda también nuestro carácter; cada edad tiene sus placeres, su particular genio y sus costumbres propias.
- Lo verdadero puede a veces no ser verosímil.
- Un necio encuentra siempre otro necio aún mayor que le admira.
- El más sabio es quien siéndolo, ignora que lo es.
- A menudo el temor de un mal nos lleva a caer en otro peor.
- En una palabra: para parecer un hombre honrado, lo que hace falta es serlo.
- Prefiero la ignorancia a un saber afectado.
- Quien se contenta con nada lo posee todo.
- Prefiero equivocarme a tener razón orgullosamente.
- Amigo de la virtud más que de los virtuosos.
- La verdad no tiene un aspecto impetuoso.
- El honor es una isla escarpada y sin riberas: el que ha caído de ella, no puede volver a subir.
- La ignorancia siempre está dispuesta a admirarse.
- Es poco ser poeta, hay que estar enamorado.
- Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados, solo se diferencian en que unos están más locos que otros.
- La pesada carga de no tener nada que hacer.
"Canto" de "El arte poética" (sobre las instrucciones sobre la forma de la escritura):
"Que corte las palabras el sentido.
Notando el hemistiquio y el descanso;
que una vocal no impida lo corriente
de otras vocales cuyo giro es blando.
Las palabras se eligen felizmente
para que ofrezcan musical agrado:
evitad el concurso aborrecible
de los sonidos ásperos y bajos:
aún siendo el verso numeroso y lleno,
el pensamiento noble y elevado,
si al oído le ofende su aspereza,
el espíritu llega a rechazarlo".
Nicolas Boileau.