Luis García Montero. (Granada) 4 de diciembre de 1958. Poeta español, además de crítico literario, profesor de Literatura en la Universidad de Granada. De la generación de los 80. Director del Instituto Cervantes (2018). Algunos títulos de su obra: Poemas: "Y ahora ya eres dueño del puente de Brooklyn" (1980), "El jardín extranjero" (1983), "En pie de paz" (1985), "La intimidad de la serpiente" (2003),... Novelas: "Mañana no será lo que Dios quiera" (2009), "Alguien dice tu nombre" (2013), ... Y otros...
- No sabes que tu cuerpo, en las noches sin tiempo como esta, se confunde de pronto con el amanecer, lo detiene dormido junto a mí.
- Los seres humanos pueden vivir sin dioses, pero los dioses le deben la vida a los seres humanos, es decir, son una extensión imaginaria de la realidad, el resultado de una insatisfacción.
- La piel, mi piel, los vientos han preguntado tanto en las orillas, tanto han estrellado por ciudades y pechos, que no conocen patrias ni las cantan, no recuerdan naciones, solo pueblos.
- Yo vengo sin idiomas desde mi soledad, y sin idiomas voy hacia la tuya.
- Siluetas con voz, sombras en las que fue tomando cuerpo esa historia que hoy somos de verdad, una vez apostada la paz del corazón.
- Solo la lluvia deja su pasión equívoca en el banco vacío de los enamorados.
- Un reloj que sigue marcando las horas, aunque ya no pertenezca a su dueño. Creo que eso es literatura.
- La dignidad no es cuestión de principios, sino de finales.
- La memoria se parece más a una partitura que a un desván.
- Recordar es como atarse los zapatos al inicio del camino.
- Los turistas miran la realidad para pisar un mapa. Los viajeros miran los mapas para pisar la realidad.
- Las gafas son para los que aprenden a tener paciencia con la edad, no para las cegueras de los cascarrabias.
- El tiempo es a veces un túnel sin final, impide mirar por las ventanillas y nos va deshojando de vida, de costumbres, del trato con la gente.
- El tiempo corre hacia nosotros como una manada de búfalos, y aunque no venga en estampida hay que escurrir de vez en cuando el bulto, moverse de un lado a otro para evitar que algún minuto nos atropelle.
- Los desencantos resultan imposibles cuando no nos dejamos encantar por nada.
Me persiguen
"Me persiguen
los teléfonos rotos de Granada,
cuando voy a buscarte
y las calles enteras están comunicando.
Sumergido en tu voz de caracola
me gustaría el mar desde una boca
prendida con la mía,
saber que está tranquilo de distancia,
mientras pasan, respiran,
se repliegan
a su instinto de ausencia
los jardines.
En ellos nada existe
desde que te secuestran los veranos.
Solo yo los habito
por descubrir el rostro
de los enamorados que se besan,
con mis ojos en paro,
mi corazón sin tráfico,
el imsonnio que guardan las ciudades de agosto,
y ambulancias secretas como pájaros".
Luis García Montero.