Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim (Zúrich) 10 de noviembre de 1493 - 24 de septiembre de 1541 (Salzburgo). Alquimista suizo, médico y astrólogo. Se le considera el padre de la "toxicología", e introductor del láudano. Doctorado en la universidad de Ferrara. Cirujano militar de Venecia (1522). "Paracelso" significa igual a Celso, médico romano del siglo I. Para él los cuatro elementos existían antes del mundo, perteneciendo a criaturas fantásticas. "Tierra": a gnomos; agua: a nereidas; aire: a silfos; fuego: a salamandras. Algunos títulos de sus obras: "De la madera de Guaico" (1529), "La gran cirujía" (1536), "Pronósticos" (1536), ...
- Todas las sustancias son veneno, no existe ninguna que no lo sea. La dosis diferencia un veneno de un remedio.
- Que no sea de otro quien pueda ser de sí mismo.
- La naturaleza es el gran médico y el hombre posee a esta en sí mismo.
- Quien no conoce nada, no ama nada.
- Es médico quien sabe de lo invisible, de lo que no tiene nombre ni materia, y sin embargo, tiene acción.
- Los pensamientos son gratuitos y no están sujetos a ninguna regla. Sobre ellos descansa la libertad del hombre y se elevan sobre la luz de la naturaleza... crean un ciclo nuevo, un nuevo firmamento, una nueva fuente de energía de la cual fluyen las nuevas artes.
- Hay en cada persona, en cada animal, pájaro y planta una estrella que refleja, combina o en cierto sentido es lo mismo que una estrella en el cielo.
- El médico debe ser el auxiliar de la naturaleza, no su enemigo.
- Lo que se forja con el fuego es alquimia, ya sea en el horno o en la estufa de la cocina.
Del Libro I, de "Opus Paramirum":
"Os aclararé esto: Digo que no hay nada en el interior del hombre, por más brillante que sea su genio, que pueda hacer de él un médico. Nada en él pertenece al arte de la medicina, pues en esto su espíritu está tan vacío como una cesta; a pesar de ello ese espíritu -esa cesta- se halla en disposición de albergar las cosas que le sean entregadas y que son verdaderos tesoros. Todavía ese genio brillante y bien dispuesto carece de experiencia, de ciencia y de arte médico, pues en realidad todo lo que aprendemos y experimentamos debe quedar encerrado por un tiempo y solo aplicarlo después en el momento oportuno".
Paracelso.