Stanislaw Herman Lem. (Leópolis) 12 de septiembre de 1921 - 27 de marzo de 2006 (Cracovia). Escritor polaco, que imprimía en sus obras la sátira y la filosofía. Su fama proviene de sus trabajos de ciencia ficción, que le garnjearon gran éxito internacional. Algunos títulos de sus obras: "El hombre de Marte" (1946), "El hospital de la transfiguración" (1948), "La nebulosa de Magallanes" (1955), "Diálogos" (1957), "Memorias encontradas en una bañera" (1961), "Solaris" (1961), "Summa Technologiae" (1964), "La voz de su amo" (1968), "Vacío perfecto" (1971), "Un valor imaginario" (1973), "Disertaciones y bocetos" (1974), "Fiebre del heno" (1976), "Regreso a Entia" (1982), "Provocación" (1982), "Fiasco" (1986), "Paz en la tierra" (1987), ...
- Un sueño solo puede triunfar sobre la realidad si se le da la oportunidad.
- Todos somos iguales ante la ley, pero no ante los encargados de aplicarla.
- Tenía la conciencia limpia, no la usaba nunca.
- El que busca el cielo en la tierra se ha dormido en clase de geografía.
- La primera obligación de la inteligencia es dudar de ella misma.
- El primer requisito de la inmortalidad es la muerte.
- Las ideas, como las pulgas, saltan de un hombre a otro. Pero no pican a todo el mundo.
- Para hacerse oír a veces hay que cerrar la boca.
- A los silenciosos no se les puede quitar la palabra.
- Cuando el agua te llega al cuello no te preocupes si no es potable.
- ¿Significa progreso que el antropófago coma con cuchillo y tenedor?
- Cuando saltes de alegría cuida de que nadie te quite la tierra debajo de los pies.
- Entra en ti sin llamar.
- La ignorancia humana no permanece detrás de la ciencia, crece tan rápidamente como esta.
- La vida termina pero no el amor.
- Cuando no sopla el viento incluso la veleta tiene carácter.
- No queremos conquistar el cosmos, solo queremos extender la Tierra hasta los lindes del cosmos.
- Muchos que quisieron traer luz, fueron colgados de un farol.
- Muchos que se adelantaron a su tiempo tuvieron que esperarlo en sitios poco cómodos.
- Seamos discretos. No preguntemos a la gente si vive.
- El que muriera no prueba que hubiese vivido.
- El amor a la patria no conoce fronteras ajenas.
- El ser humano no es capaz de formular todos los conocimientos que debe a sus experiencias personales.
- Uno sabe que fue feliz solo cuando ya no lo es.
- La ignorancia de la propia ignorancia acompaña firmemente al conocimiento.
- Siempre y en todas partes es lo mismo que nunca y en ningún lugar.
- Yo ya no tenía ninguna esperanza y sin embargo vivía de esperanzas.
- La noche me observaba, amorfa, gigante, ciega y desprovista de fronteras.
- Un libro es capaz de trastocar el orden de las cosas dentro de la cabeza humana, a condición, claro, de que haya alguna cosa en ella antes de empezar la lectura.
De "Máscara":
"De pronto, dentro del armario que acababa de cerrar, distinguí el enérgico rechinar de unos pequeños dientecillos, así que me abalancé contra la puerta, frenético: tras ella algo blando se agitaba inquieto. Tiré del cierre y una maraña de pelo gris chocó directamente contra mi pecho. Ahogado por un miedo espantoso, sin aliento, presa de un asqueroso calambre en la laringe, me desperté a duras penas, como si para hacerlo tuviese que levantar una pesada lápida con las manos desnudas".
Stanislaw Lem.