Antonio Gramsci. (Cerdeña) 22 de enero de 1891 - 27 de abril de 1937 (Roma). Filósofo italiano además de político y periodista. Uno de los fundadores del Parido Comunista de Italia, que fue diputado. Fue encarcelado por el gobierno de Mussolini en un proceso con 22 imputados comunistas. "Por veinte años debemos impedir que este cerebro funcione", declararía Michele Isgrò del ministerio público. En 1934 fue liberado con restricciones. Algunos títulos de su pensamiento: "Los intelectuales y la organización de la cultura" (1949), "Il Risorgimiento" (1949), "Literatura y vida nacional" (1950), "Pasado y presente" (1951), ...
- El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos.
- Si un enemigo te hace daño y tú te lamentas, eres un estúpido, porque lo propio del enemigo es hacer daño.
- El sentido común crea el folklore del futuro, una fase relativamente anquilosada del conocimiento popular en un momento y lugar determinados.
- Es demasiado fácil ser original limitándose simplemente a hacer lo contrario de lo que hacen los demás.
- Instrúyanse, porque tendremos necesidad de toda nuestra inteligencia. Agítense, porque tendremos necesidad de todo nuestro entusiasmo. Organícense, porque tendremos necesidad de toda vuestra fuerza.
- La indiferencia es el peso muerto de la historia.
- Tal vez el lugar común vuelto del revés es aún más banal que el lugar común.
- La verdad es la táctica de la revolución.
- Una generación puede ser juzgada por el mismo juicio que ella tiene de la generación precedente, un periodo histórico por su propio modo de considerar al periodo por el que ha sido precedido.
- El reto de la modernidad es vivir sin ilusiones y sin desilusionarse.
- El tiempo es lo más importante: es un simple sinónimo de la vida misma.
- El pesismismo es un asunto de la inteligencia; el optimismo de la voluntad.
"Siendo la realidad el resultado de una aplicación de la voluntad humana a la sociedad de las cosas (del maquinista a la máquina) prescindir de todo elemento voluntario o calcular solamente la intervención de las voluntades ajenas como elemento objetivo del juego general, mutila la realidad misma. Solo quien desea fuertemente identifica los elementos necesarios para la realización de su voluntad".
Antonio Gramsci.