Thomas Moore. (Dublín) 28 de mayo de 1779 - 25 de febrero de 1852 (Sloperton). Poeta irlandés y narrador. Conocido por populares baladas como "La última rosa de verano". Se licenció en Filosofía, musicología, teología... este poeta monje durante 12 años de una congregación católica. Vivió en París, siendo albacea literario de Lord Byron, permitiendo la destrucción de su obra por deseo de la familia, que consideró poco honesta, sin faltarle críticas por ello. Algunos títulos de sus obras: "Lalla Rookh: un romance oriental" (1817), "El epicúreo" (1827), "Parodia de una carta celebrada" (1812), "Líneas sobre la muerte de Sheridan" (1816), "Los amores de los ángeles" (1822), "Los triunfos de la farsa" (1840), ...
- Vamos, vamos -dijo el padre de Tom- a tu edad ya no tienes excusa para hacer el libertino. "Es hora, hijo, de pensar en tomar esposa". "Eso digo yo, padre. ¿La esposa de quién?".
- Yo defendería la ley aunque no fuera más que para protegerme de mí mismo.
- Los hombres suelen, si reciben un mal, escribirlo sobre el mármol; si un bien, en el polvo.
- Los amigos se van y la memoria los lleva a sus hondas e intactas cavernas.
- ¡Oh, adorable criatura! Cuando sus pies delicados se agitan en el torbellino de la danza, juraría que sus pasos son centellas, su región natural el aire, y si toca el suelo solo por condescendencia.
- Siempre hay un verdadero camino y otro equivocado; y el equivocado siempre parece el más verdadero.
- Los hipócritas, como las manecillas de las encrucijadas, señalan el camino que ellos no siguen.
- El hombre recorre el mundo buscando lo que necesita, y cuando llega a su casa lo encuentra.
- Puedes romper el jarrón si quieres, pero el aroma de las rosas seguirá a su alrededor.
- La clave para ver el alma del mundo, en el proceso de despertar la nuestra, es superar la confusión por la cual pensamos que ese hecho es real y la imaginación es ilusión.
- Soy rico más allá de los sueños de la avaricia.
- Sé lo que quieras, pero procura serlo totalmente.
- Los que traman la destrucción de los demás, a menudo perecen en el infierno.
LA ÚLTIMA ROSA DE ESTÍO
"En una inmensa soledad hoy miro
del estío esa rosa consumada:
marchitas y en la tierra derribadas
se esparcen sus hermosa compañeras.
Ninguna flor de su familia existe;
pétalo alguno de su especie queda,
que su matiz purpúreo ya refleje
y alcance al menos suspirar por ella.
No quiero, oh rosa solitaria y linda,
dejarte así en tu tallo. Pues que en tierra
tus hermanas cayeron, ya perdido
su brillante esplendor, ve tú con ellas
a dormir hoy también. Siembra tus hojas
con gusto en ese lecho entre la hierba,
donde reposan las que viste alzarse
en tu jardín, sin su perfume y muertas.
Yo mismo seguiré tu infausta suerte:
en este mundo la amistad menoscaba
y a la corona del amor le faltan
las flores que le dan tanta belleza.
Desde el instante que de muerte herido
es el fiel corazón, quien ya no alimenta
la ternura. ¡Ay de mí! ¿Cómo en un mundo
tan frío, a solas habitar quisiera?
Thomas Moore.