Isabel Allende Llona (Lima, Perú), 2 de agosto de 1942. Escritora chilena de narrativa, -nacionalizada estadounidense. NARRATIVA: "La casa de los espíritus" (1982), "La gorda de porcelana" (1984), "De amor y de sombra" (1984), "Eva Luna" (1987), "Cuentos de Eva Luna" (1990), "El plan infinito" (1991), "Paula" (1994), "Afrodita" (1997), "Hija de la fortuna" (1998), "Retrato en sepia" (2000), ... TEATRO: "El embajador", estrenada en 1971. "La balada del medio pelo", estrenada en 1973. "Yo soy la Tránsito Soto", estrenada en 1973...
- La vida es puro ruido entre dos silencios abismales. Silencio antes de nacer, silencio después de la muerte.
- ¿Qué nos pasó? Tal vez estamos en el mundo para buscar el amor, encontrarlo y perderlo, una y otra vez. Con cada amor volvemos a nacer y con cada amor que termina se nos abre una herida. Estoy llena de orgullosas cicatrices.
- No se puede encontrar a quien no quiere ser encontrado.
- Esto sirve para tranquilizarnos la conciencia, hija -explicaba a Blanca-. Pero no ayuda a los pobres. No necesitan caridad, sino justicia.
- Por fin amaneció. Avanzó la aurora como una flor de fuego y retrocedió lentamente la oscuridad. El cielo se aclaró y la abrumadora belleza del paisaje surgió ante sus ojos como un mundo recién nacido.
- Memoria selectiva para recordar lo bueno, prudencia lógica para no arruinar el presente, y optimismo desafiante para encarar el futuro.
- Escribir es para mí como hacer ganchillo: siempre temo que se me vaya a escapar un punto.
De "La casa de los espíritus":
"Barrabás llegó a la familia por vía marítima, anotó la niña Clara con su delicada caligrafía. Ya entonces tenía el hábito de escribir las cosas importantes y más tarde, cuando se quedó muda, escribía también las trivialidades, sin sospechar que cincuenta años después, sus cuadernos me servirían para rescatar la memoria del pasado y para sobrevivir a mi propio espanto. El día que llegó Barrabás era Jueves Santo. Venía en una jaula indigna, cubierto de sus propios excrementos y orines, con una mirada extraviada de preso miserable e indefenso, pero ya se adivinaba -por el porte real de su cabeza y el tamaño de su esqueleto- el gigante legendario que llegó a ser".
Isabel Allende.