Desmond Mpilo Tutu. (Transvaal) 7 de octubre de 1931. Clérigo y políto pacifista, además de profesor, que participó activamente durante el Apartheid en Sudáfrica. Ha recibido muchos premios, entre los cuales se encuentra el Premio Nobel en 1984. En 1975, se convirtió en el primer obispo negro en Sudáfrica. Colaboró muy activamente para la transición democrática, siendo ya arzobispo de Ciudad del Cabo (1986). La idea de los colores de sudáfrica para mostrar las heterogéneidad cultural, "Nación arcoiris", se le atribuye a él. Desde su retirada se dedica en cuerpo y alma a la epidemia del VIH, habiéndose retirado de sus anteiores cargos, como Rector de la Universidad o Representante en el Comité de Naciones Unidas.
- Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor.
- Una persona es una persona porque reconoce a las otras personas.
- No puedo imaginar al Señor que yo adoro, este Jesucristo, estando de acuerdo con la persecución de una minoría que ya está siendo perseguida. El Jesús que yo adoro es un Jesús que estuvo siempre al lado de los que eran castigados y se metió en problemas debido precisamente a ello.
- Los políticos deberían desterrar la palabra nunca porque las cosas cambian y la paz se hace con los enemigos y no con los amigos.
- El Profeta Muhammad enseñó a los musulmanes que la ignorancia es la pobreza más grande de la humanidad y que una mente sin educación es como un hombre valiente sin brazos, siendo que el conocimiento da a las personas el más alto grado de realización humana, indiferente a su género, edad, raza o religión.
- Cuando vinieron los misioneros a África tenían la Biblia y nosotros la tierra. Nos dijero: vamos a rezar. Cerramos los ojos. Cuando los abrimos, teníamos la Biblia y ellos la tierra.
De "Dios no es cristiano y otras provocaciones":
"Algunos de mis amigos se muestran escépticos cuando me oyen decir que soy por naturaleza una persona a quien le desagrada la confrontación, pero lo cierto es que lo soy. Durante mi vida he intentado conscientemente imitar a mi madre, que era conocida en mi familia como una dulce «consoladora de los afligidos». No obstante, cuando veo sufrir a personas inocentes, intimidadas por los ricos y los poderosos, entonces, como dice el profeta Jeremías, si trato de guardar silencio, siento como si la palabra de Dios ardiera como fuego en mi pecho. Me veo obligado a hablar alto y claro, a veces incluso a discutir con Dios acerca de cómo es posible que un Creador lleno de amor pueda permitir que sucedan estas cosas".
Desmond Tutu.