Ernesto Sábato Ferrari. (Rojas) 24 de junio de 1911 - 30 de abril de 2011 (Santos Lugares). Escritor argentino, además de físico y pintor. Premio Miguel de Cervantes en 1984. Y fue presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Algunos títulos de su obra: "El túnel" (1948), "Sobre héroes y tumbas" (1961), "Abaddón el exterminador" (1974), "Uno y el Universo" (1945), "El escritor y sus fantasmas" (1963), "Carta a un joven escritor" (1975), "Diálogos con Jorge Luis Borges" (1976), "Apologías y rechazos" (1979), "Entre la letra y la sangre" (1988), "Querido y remoto muchacho" (1990), "La resistencia" (2000), ... (Antologías) "¿Qué es el existencialismo?" (1967), ...
- Libro: "Botella al mar", se ha dicho. Pero con un mensaje equívoco que puede ser interpretado de tantas maneras que difícilmente el náufrago sea localizado.
- Le expliqué que el mundo es una sinfonía pero que Dios toca de oído.
- Dios existe, pero a veces duerme: sus pesadillas son nuestra existencia.
- Lo admirable es que el hombre siga luchando y creando belleza en medio de un mundo bárbaro y hotil.
- La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse.
- Ser original es en cierto modo estar poniendo de manifiesto la mediocridad de los demás.
- El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria.
- La vanidad es tan fantástica, que hasta nos induce a preocuparnos de lo que pensarán de nosotros una vez muertos y enterrados.
- Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse.
- Un genio es alguien que descubre que la piedra que cae y la luna que no cae representan un solo y mismo fenómeno.
De "La resistencia" (En la Primera Carta. Lo pequeño y lo grande):
"Hay días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestas manos. Este es uno de esos días.
Y, entonces, me he puesto a escribir casi a tientas en la madrugada, con urgencia, como quien saliera a la calle a pedir ayuda ante la amenaza de un incendio, o como un barco que, a punto de desaparecer, hiciera una última y ferviente seña a un puerto que sabe cercano pero ensordecido por el ruido de la ciudad y por la cantidad de letreros que le enturbian la mirada.
Les pido que nos detengamos a pensar en la grandeza a la que todavía podemos aspirar si nos atrevemos a valorar la vida de otra manera. Nos pido ese coraje que nos sitúa en la verdadera dimensión del hombre. Todos, una y otra vez, nos doblegamos. Pero hay algo que no falla y es la convicción de que -únicamente- los valores del espíritu nos pueden salvar de este terremoto que amenaza la condición humana".
Ernesto Sábato.