Luigi Pirandello. (Agrigento) 28 de junio de 1867 - 10 de diciembre de 1936 (Roma). Escritor italiano. Premio Nobel de Literatura en 1934. Algunos títulos de su obra: "Los excluidos" (1901), "El turno" (1902), "El humor" (1908), "Los viejos y los jóvenes" (1913), "Uno, ninguno y cien mil" (1926), ... (Teatro) "El tarro" (1917), "Las reglas del juego" (1918), "Seis personajes en busca de autor" (1920), "El hombre de la flor en la boca" (1923), "Los gigantes de la montaña" (1936), ... (Poesía) "Mal Giocondo" (1887), "Pasqua di Gea" (1891), "Elegie renane" (1973), "La zampogna" (1901), "Flor clave" (1912), ...
- Los hechos son como los sacos; si están vacíos no pueden tenerse en pie.
- Ser educado, quiere decir ser, por dentro, negro como el cuervo, por fuera, blanco como una paloma; en el cuerpo, hiel; en los labios, miel.
- Todos los locos están siempre armados de una continua desconfianza.
- La conciencia no es más que otras personas dentro de uno.
- ¿Sabe usted lo que significa "amar a la humanidad"? Significa solamente esto: "estar contentos de nosotros mismos". Cuando uno está contento de sí mismo, "ama a la humanidad".
- Cada uno de nosotros, externamente, ante los demás, se viste de dignidad; pero en su interior conoce muy bien todo lo que de inconfesable acaece en su intimidad.
- Un hombre está siempre dispuesto a negar aquello que no conoce.
- Lo que es una realidad hoy, todo lo que tocamos y creemos verdadero hoy, será como la realidad de ayer, una ilusión mañana.
De "Las medallas":
"Aquella mañana Sciaramè se movía por su habitación como mosca sin cabeza. Más de una vez Rorò, su hijastra, se había asomado a la puerta preguntándole: -¿Qué busca?. Y él disimulando la turbación y conteniendo la agitación, le había contestado, al principio, con una expresión suave e ingenua: -Busco el bastón. Y Rorò: -¿Está allí y no lo ve? Al lado del cantarano. Y ella había entrado para cogerlo. Poco después, ante una nueva pregunta de Rorò, le había dicho que necesitaba un... sí, un pañuelo limpio. Y lo había obtenido, pero no se decicía a irse. La verdad era esta: aquella mañana Sciaramè buscaba el coraje para decirle algo a su hijastra, y no lo encontraba. No lo encontraba porque sentía hacia ella la misma sumisión que le inspiraba su mujer, muerta siete años atrás. Muerta de pena sostenía Rorò, por la imbecilidad de él".
Luigi Pirandello.