Joseph Jaubert. (Périgord) 7 de mayo de 1754 - 4 de mayo de 1824 (París). Filósofo francés. Se publicaron sus "Pensamientos" póstumamente. Fue profesor en Toulouse hasta 1776, en el mismo instituto donde estudió con los padres doctrinarios. En París conoció a Diderot, Chateaubriand y otros. Aunque participó en la Revolución, terminó perdiendo la ilusión por aquellos ideales con lo que comenzó. Nombrado inspector General de la Universidad en la época de Napoleón. La "Colección de pensamientos del Sr. Joubert", una serie de apuntes, fue publicado por Chateaubriand, que se encargó de escribir el prefacio, tras serle entregados por su viuda en 1838.
- El que tiene imaginación sin instrucción, tiene alas sin pies.
- Cuando se ama es el corazón quien juzga.
- La abeja y la avispa liban las mismas flores, pero no logran la misma miel.
- El objeto de toda discusión no debe ser el triunfo sino el progreso.
- El dinero es un estiércol estupendo como abono, lo malo es que muchos lo toman por cosecha.
- La mediocridad es lo excelente para los mediocres.
- El motivo no existe siempre para ser alcanzado, sino para servir de punto de mira.
- Es preciso considerar el pasado con respecto al presente con desconfianza si se pretende asegurar el porvenir.
- Prefiero a los que hacen el vicio amable, a los que degradan la virtud.
- Es preciso que los hombres sean esclavos del deber, de lo contrario serán esclavos de la fuerza.
- Aquellos que nunca se retractan de sus opiniones se aman a ellos mismos más que a la verdad.
- Cuando mis amigos son tuertos los miro de pefil.
- La prudencia es la fuerza de los débiles.
- Las buenas máximas son gérmenes de todo bien; fuertemente gravadas en la memoria, nutren la voluntad.
- Cierra los ojos y verás.
- La imaginación es el ojo del alma.
- Es mejor debatir una cuestión sin llegar a concluirla que llegar a una conclusión sin debatirla.
- Enseñar es aprender dos veces.
- Lo que sorprende, sorprende una vez, pero lo que es admirable lo es más cuanto más se admira.
- Unos gustan decir lo que saben, otros, lo que piensan.
- En el lenguaje ordinario, las palabras sirven para nombrar las cosas, pero cuando el lenguaje es realmente poético, las cosas sirven para nombrar las palabras.
- En unos, el estilo nace de los pensamientos; en otros, los pensamientos nacen del estilo.
"Se debe escribir: de la agricultura, con llaneza; del derecho, con sencillez y probidad; de la política, con gravedad; de la moral, con grandeza; y de las cosas espirituales, con sensibilidad; o mejor: escribir de todo lo que es materia con solidez, y de todo lo que es sensible con espíritu".
Joseph Joubert.